Nombre de la ruta: Senda Monte Candina-Arcos de Llanegro (Ojos del Diablo)
Comunidad Autónoma: Cantabria
Provincia: Cantabria
Zona: Costa oriental de Cantabria
Población: Liendo-Sonabia-Oriñon
Municipio: Liendo-Oriñon
Tipo de recorrido: En lazo
Recorrido: 4 km
Desnivel: 350 m.
Tiempo: 4-5 horas a ritmo tranquilo que nos permitirá contemplar la flora, fauna y paisaje del entorno así como parada para comer.
Dificultad: Baja/Media (Nivel 2)
Señalización: Señalizada
Época recomendada: primavera, verano, otoño, en invierno extremar las precauciones en zona de cumbre al ser terreno pedregoso y en situaciónes con tiempo húmedo.
Sendero homologado: No
Fuente de agua natural: No
Cartografía: IGN, hoja 36-IV Castro Urdiales, escala 1:25.000.
Descripción de la ruta:
El acceso al Monte Candina, se llega a a través de la N-634 en el punto km. 161, es el Alto de Candina. Este es un tramo curvo perteneciente a la antigua carretera y que ha sido adecuado como área de descanso y aparcamiento. Desde esta zona parte la ruta que os vamos a narrar. Para alcanzar los Arcos de Llanegro, debemos realizar una ruta de cortos pero continuos ascensos y descensos (en tobogán), en los que debemos superar cuatro collados que separan las distintas hoyas o depresiones kársticas que aparecen en este tipo de terrenos calizos.
Justo al comienzo existe ahora un panel informativo de esta y otras rutas alternativas que señalizadas mediante marcas de pintura, señalización vertical o hitos podemos realizar en sucesivas visitas.
Una vez que atravesamos una pequeña portilla de madera, iniciamos nuestro ascenso hacia un primer collado.

Sendas Monte Candina-Ojos de Llanegro, incio de rutas
Este camino de buen trazado se encuentra flanqueado por gran cantidad de vegetación arbustiva de hoja lauroide, adaptada a vivir en un medio más seco y cálido con respecto a la circulación atmosférica general, debido primero a su proximidad al mar, su orientación sur y a la naturaleza geológica del sustrato dónde se asienta, la caliza, un material muy poroso que rápidamente filtra el agua superficial a capas más profundas. Estas condiciones son propicias para el desarrollo de los encinares cantábricos, pero que debido a la intensa actividad humana: agroganadera y minera que se ha desarrollado a lo largo de los siglos en esta zona, estos se encuentran altamente modificados, encontrándonos por ello ejemplos vivos de ellos a modo de «golpes» de pequeños rodales en áreas de difícil acceso.
En esta primera parte nos encontraremos abundante labiérnago de hoja ancha, matorral arbóreo-arbustivo que suele acompañar a estos encinares tan característicos de la costa oriental cantábrica. Este arbusto o pequeño arbolillo que puede alcanzar los 8(10) m de altura, presenta una madera muy dura que fue aprovechada antiguamente, junto con la de encina, como material combustible o carbón vegetal en las chimeneas y cocinas de muchos hogares de las zonas rurales.
Sus frutos ovales verdes que cambian en sucesivos colores que van del añil al negro azulado en la madurez, son muy apreciados por la fauna avícola como los tordos y currucas, pero también por mamíferos como los raposos (zorros) garduñas y ginetas. Presentan propiedades astringentes por lo que fueron empleados para el tratamiento tópico de pequeñas úlceras.
Llegamos al primer collado, El de Cobañera, desde allí debemos descender a la Hoya de Cobañera para inmediatamente ascender suavemente por la ladera izquierda del Tueros que ahora tenemos enfrente hasta alcanzar el segundo collado que separa esta cima del Llandesabú que dejaremos a nuestra izquierda.
Una vez que descendemos a la Hoya de Cobañera, nos adentramos de nuevo en una zona abundante de vegetación arbustiva lauroide. En nuestro camino pasaremos por delante de algún que otro ejemplar de labiérnago bastante espectacular.
Afrontamos una nueva ascensión en dirección al segundo collado para llegar hasta la segunda hoya, Hoya de Corteguera.

Vista atrás, primer collado de Cobañera superado desde inicio de la senda en el Alto de Candina y Hoya Cobañera abajo
Desde esta segunda hoya se nos presenta un cruce de caminos, el primero bien marcado bordea la ladera este del monte y se dirige hacia el Valle de Liendo. Como existe de nuevo un panel informativo y señalización tanto vertical y marcas de pintura roja y naranja a modo de círculos de las direcciones hacia donde nos dirigimos, nosotros cogeremos una pequeña senda ascendente a la derecha que nos permitirá alcanzar el tercer collado y la tercera hoya.
Una vez superado un pasillo estrecho entre las rocas salimos a la Hoya de Tueros. En este lugar aparece «minado» de torcas o dolinas, sumideros naturales que conectan la superficie con el interior hueco de estas zonas calizas.
Seguimos a nuestra izquierda dirección norte, pegados a la falda este de la ladera de Llandesabú hasta alcanzar la Llana de Tuero. Desde aquí atacaremos nuestro último collado.
Torcas o dolinas suelen dominar esta zona
Varias parejas de buitres leonados (sobre 60) eligen este biotopo tan próximo al mar para nidificar siendo, hasta la fecha de hoy que se tenga constancia, el punto más septentrional de la Península Ibérica y el único de Europa dónde ocurren estos hechos. Pero no es el único caso, chovas piquigualdas o el paso esporádico del alimoche también sorprende su presencia en esta zona tan próxima al mar. Otros habitantes más próximos al mar no nos sorprende tanto pero igualmente podemos disfrutar de observación: distintas especies de gaviotas, cormoranes.

Colonia de buitres leonados, Gyps fulvus sobre las cresterias de la Llana de Llanegro en el Monte Candina

Llana de Tuero. Al fondo Sierra de Hoz con el Alto de Cerredo. A sus pies junto al mar cantábrico Islares y Cerdigo
Desde aquí surge un ancho camino que fué antiguamente utilizado por el hombre para la extracción de mineral y roca caliza.
Una vez en el alto próximo al collado, podemos contemplar las ruinas de las antiguas contrucciones mineras. También podemos divisar hacia el norte la cumbre del Candina y el Solpico. A nuestra izquierda nos queda la Hoya de Llandesabú.
Seguimos caminando unos pocos metros en llano de frente por el camino minero hasta alcanzar el collado.
Atravesamos este paso estrecho y de aquí nos aparece una señalización que nos indica que a nuestra izquierda podemos continuar para crestear por las cumbres del Candina primero y Solpico después o seguimos de frente por el camino hacia la Hoya de Llanegro que ya tenemos de frente para pocos metros después desviarnos de este camino a nuestra derecha para poder asomarnos a los Arcos de Llanegro u Ojos del Diablo, objetivo de nuestra excursión de hoy.

Hoya Llanegro, Arcos de Llanegro u Ojos del Diablo. Ojo grande a la izquierda y Ojo pequeño a la derecha.

Cabo Cebollero o Punta de Sonabia visto desde el Ojo Grande de los Arcos de Llanegro-Ojos del Diablo

Sonabia, Islares, Cerdigo y Allendalagua a través del Ojo Grande de los Arcos de Llanegro u Ojos del Diablo

Otra vista del Cabo Cebollero o Punta de Sonabia desde el Ojo Pequeño de los Arcos de Llanegro u Ojos del Diablo

Sonabia, Cabo Cebollero, Ría de Oriñon, Islares desde los Arcos de Llanegro-Monte Candina, Cantabria

Cabo Cebollero o Punta de Sonabia y Playa de Valdearenas o Sonabia desde Arcos de Llanegro u Ojos del Diablo

Vistas de la Hoya Llanegro y Solpico, segunda cumbre del Monte Candina, sobre los Arcos de Llanegro u Ojos del Diablo
Bajo las cumbres del Candina y Solpico, todavía es posible contemplar algún que otro ejemplar arbóreo disperso de haya, muestra viva (y aunque nos parezca sorprendente por la proximidad al mar), de los antiguos bosques de haya que dominaron estas cumbres azotadas por los vientos húmedos atlánticos, que al «colisionar» con ellas, es es frecuente la formación de nieblinas a esta altitud, lo cual proporciona la humedad ambiental suficiente (lluvia horizontal) para el desarrollo de este tipo de bosques, al igual que sucede en las montañas del interior. La madera de estos árboles como sabemos es muy apreciada en carpintería y ebanistería para la fabricación de todo tipo de muebles, aperos de labranza y vigas de construcción, por lo que esta ha sido y es aún muy codiciada, de ahí se explique los escasos ejemplares que aún podemos contemplar y debemos velar por su conservación y recuperación.
Las cumbres calizas de Candina y Solpico constituyen uno de los puntos de incidencia visual más importantes de la costa cantábrica, desde el mismo podemos disfrutar no solo del espectacular vuelo de la importantísima colonia de buitres que aquí nidifica, sino también del paisaje que nos rodea; así en un giro de 360º podemos disfrutar de las vistas hacia poniente de Laredo o Santoña y el Monte Buciero, pero también hacia el este la desembocadura del río Agüera en la ría de Oriñon y esta al Már Cantábrico y la Sierra de Hoz y Alto de Cerredo, llegando incluso hasta el cabo Matxixako, permitiéndonos también ser partícipes de las nieves invernales hacia el sur-sureste de los Picos de Europa y la Montaña Palentina.

De Regreso descendiendo hacia la Hoya de Corteguera, otra vista de la encina cantábrica junto a la senda

De nuevo en la Hoya Corteguera, cruce de caminos, atrás nos queda el paso enstre Llandesabú y Tueros

Descenso hacia la Hoya Cobañera para luego ascender al collado. A la izquierda desembocadura del Río Arguera y Ria de Oriñón